Hace algún tiempo existía un servicio de cobranzas muy original en Colombia conocido como los CHEPITOS. Estos chepitos eran individuos vestidos de frac y sombrero negros, con un maletín -también negro- con un letrero grande que decia “DEUDOR MOROSO”.
El chepito era un simple empleado de una empresa de cobranzas y su oficio consistía en pararse frente a la puerta de la oficina o casa del supuesto deudor moroso y permanecía en silencio como prestando guardia. De esta forma todos los transeuntes se enteraban que el propietario del negocio era un mal pagador y así se presionaba el pago de la deuda.
En el año 1992 la Corte Suprema prohibió el sistema de cobranzas con chepitos para proteger “el buen nombre de las personas”.  Aquí la justicia colombiana parece seguir cojeando al proteger a los “vivos” que solicitan préstamos y después se hacen los locos y desprotegiendo a quienes de buena fe prestan dinero con la esperanza de recuperarlo. Solo falta que ahora prohiban a los cobradores o chepitos virtuales…

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